A partir de la última década del siglo pasado, la globalización, la desregulación de los mercados y el uso intensivo de las tecnologías de la información y las telecomunicaciones son los rasgos principales que distinguen la economía a escala mundial. En esta “nueva economía”, en plena formación y transformación continua, la información, el conocimiento y la comunicación se han convertido en las fuentes principales de riqueza frente a los tradicionales recursos naturales y el trabajo físico.
El dominio de la generación y circulación de la información y el conocimiento y el control de mercados con millones de usuarios y billones de dólares de ingresos, sin más fronteras que el mundo mismo, ha sustituido a la conquista de la tierra, la búsqueda del oro y la producción de bienes físicos como banderas del desarrollo. De un solo tranco, estamos pasando de sociedades marcadas por la ilusión del progreso y
la información limitada, al espacio de la generación inagotable de conocimientos y en algunas sociedades, probablemente, desde el mismo oscurantismo medieval.
La noción de la nueva economía, parte de considerar, a las actividades basadas en el manejo y dominio del conocimiento y que tienen como soporte esencial las TIC, como el centro dinámico y motor de la economía en general 1. Este nuevo eje, no se circunscribe a las empresas fabricantes y proveedoras de servicios de alta tecnología, incluye también, a las empresas que hacen uso intensivo de estas nuevas tecnologías (desde la producción hasta los servicios), y aquellas cuyas actividades serían impensables sin la existencia de la red de redes, que es Internet. (las “dot com” o simplemente las puntocom).
También es posible relacionarla, con la transformación de las actividades económicas que se producen por el uso de las facilidades y menores costos que las tecnologías digitales permiten para el almacenamiento, tratamiento, transmisión y acceso de la información .
Frente al auge de las TIC y la nueva economía, las empresas tradicionales han reaccionado sin prisa pero sin pausa. Luego de la crisis de las empresas puntocom a escala mundial (que empezó en abril del 2000), las empresas tradicionales han tratado de incorporar las TIC, adaptando los nuevos modelos a sus organizaciones y actividades, y poder operar en los mercados tradicionales y en los que se abren con el desarrollo de las TIC.
Así, lo que se pensó en un primer momento, que ocurriría una sustitución aceleradade las empresas tradicionales y sus modelos de negocios, por las de la nueva economía, ha dado paso a un modelo donde las empresas de la vieja economía buscan incorporar las TIC a sus actividades, amplían sus canales de venta y distribución con su presencia en los mercados virtuales, aprovechan las flexibilidades que les brindan la comunicación total, la información al instante y reorganizan sus métodos y estilos de trabajo. En otras palabras, se transforman – haciendo uso intensivo de las TIC- para competir en los tiempos actuales, de mercados globales y de competencia en todos los frentes
Frente a la dinámica de este escenario, donde lo único permanente es el cambio para realizar las cosas, se crean nuevos mercados y servicios, y se transforma la manera de hacer negocios, las empresas y el Estado mismo, deberán realizar una profunda transformación en términos de organización e incorporación de las TIC, y una valoración de la información.
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